Natación (estimulación para bebes)
DESPEDIDA ALGO TRISTE DE LA ACTIVIDAD
Indefectiblemente todo tiene un principio y un final…Tantas facetas tiene mi trabajo que no puedo con todas y debo elegir, renunciar a algo…Después de muchísimos años buceando con más de mil bebés he tenido que abandonar la actividad de estimulación precoz del recién nacido en el agua. Es una pena porque era una disciplina que en el mundo se desarrolla en muy pocos lugares porque es muy delicada y sutil. Se han de tener en cuenta muchos factores en el trabajo con un bebé de pocos meses, y si aparece algún contratiempo se ha de saber reaccionar, por lo que no es fácil encontrar profesionales experimentados en esta habilidad.
Cada niño y cada familia es un mundo rico y diverso, lleno de colores…Si bien ha sido duro, he disfrutado mucho y he recibido mucho de todos ellos, y he disfrutado del dar y recibir de cualquier conocimiento y enseñanza. Agradezco también especialmente a todos los padres que, a pesar de la impronta que han vivido con su hijo en esta práctica, me han permitido trabajar con toda la confianza requerida y con absoluta lealtad para el método de estimulación a través del agua.
Aun así, el adiós no es definitivo del todo, ya que nunca sabes los derroteros por los que te va a llevar tu actividad profesional, los cambios que van a seguir acaeciendo y los empujones que te da la vida para emprender de nuevo caminos que habías cerrado.
Muchas gracias, pues, a todos los padres y madres y especialmente a los niños que, con todo el amor de mi parte, he enseñado a enfrentarse mediante el agua a los retos de la vida.
INTRODUCCIÓN
Desde 1985 ejerzo mis labores profesionales como “comadrón”, alrededor siempre de la salud materno-infantil y de la mujer en sus diferentes estadios. En el último decenio, y con la ampliación de mis estudios al campo de la Naturopatía y la Homeopatía, me he introducido más profundamente motivado en lo concerniente a la “salud natural de los niños”.
Una “máxima” filosófica reconocida desde antiguo en cualquier tipo de medicina natural es “ayudar lo primero de todo a prevenir la enfermedad”, lo que en el caso de los niños, y especialmente en el primer año de vida (cuya “fragilidad” todos conocemos), se basaría en estimular o mantener su “vitalidad” en óptimas condiciones.
Enfermedades crónicas como el asma, las alergias, las dermatitis, la hiperactividad, la tendencia a otitis media por acumulación de moco…etc. aunque siempre han existido, son más propias de nuestro tiempo, y, aparte de la herencia, tienen su base en los primeros años o meses de la vida. Es por ello que, robando unas horas a mi actividad principal, que es la consulta, dedico ese tiempo a la estimulación directa del bebé-niño a través del agua.
Hoy en día, y por las características mejores o peores de nuestra civilización, el niño está excesivamente protegido, incluso podríamos decir “neuróticamente protegido”, lo que conlleva su fragilidad posterior ante cualquiera de las mil incidencias en la vida del mismo (microbios, virus, moco, frío, calor, humedad, cambios estacionales, polen y alergenos, aceptación de la frustración, socialización, etc. etc.)
BENEFICIOS DE ESTE MÉTODO EN LOS BEBÉS
Todos los estudios que se han hecho sobre la estimulación precoz de bebés con el agua confirman un aumento claro de inmunoglobulinas (defensas) en los mismos, con las consecuencias que esto conlleva de mejorar la respuesta a la enfermedad de cualquier tipo.
Paralelamente a ello el bebé desarrolla intensamente su aparato respiratorio y cardiovascular, lo que le permite defenderse mejor y en buenas condiciones de la cantidad de patologías respiratorias que sufre hoy en día el mundo infantil.
El intento de adaptación al agua que el niño realiza mediante los ejercicios le obligan también a poner en marcha otros sistemas complejos de nuestro organismo como el “locomotor”, que evoluciona al mismo tiempo que el “sistema de coordinación” y de “inteligencia primaria”.
El “impulso craneo-sacral” o “cerebro-espinar” se ve facilitado y entrenado por el reflejo de “emersión” que el bebé realiza en cada sesión varias veces.
El cambio de agua que la mayoría de nadons realizan a través de las fosas nasales tiende a mantener limpias las famosas “trompas de Eustaquio”, cuya acumulación de moco en las mismas genera las conocidas “otitis medias”.

Por último, y globalmente, la “Energía Vital” del niño, a veces deficitaria en los niños “hipoactivos”, y a veces excesivamente descontrolada en los niños “hiperactivos o nerviosos”, deriva poco a poco en una autorregulación importante.
Una ventaja a largo plazo que no se nos ha de pasar por alto es la que toca el tema tan terrible de los accidentes de niños en piscinas. Vivimos en una comunidad autónoma que tiene la tasa más alta de piscinas por nº de habitantes, y ello nos lleva también a padecer una estadística alta de accidentes infantiles con ahogamiento. Si bien es verdad que no se puede garantizar nada en esta vida, lo que sí se sabe es que una gran parte de los niños accidentados no fallecen por ahogamiento con agua en los pulmones, sino que la impresión que les produce la caída en una piscina que les cubre, les provoca una parada cardiorrespiratoria a veces muy difícil de desbloquear (reflejo vagal agudo).
El agua es un medio interesante pero a la vez “peligroso” para cualquier persona, especialmente los niños, por lo que considero incorrecto o equivocado la utilización de métodos infantiles que adapten al bebé al agua sólo a través del juego, dándole unas expectativas irreales y de falsa autoconfianza que pueden tener malas consecuencias simplemente a través de un susto o un despiste.
De aquí, pues, que el método que sigo de estimulación enseña al niño una parte importante de la realidad del agua, en la que el “nadó”, a través de algún ejercicio muy concreto, aprende a asumir una “entrada” con “inmersión” en el medio acuático y la búsqueda automática de “pared, dirección y traslado” (por supuesto a una edad con mayor desarrollo psicomotor), tratando de evitar así las terribles consecuencias de accidentes en piscinas o estanques.
Ni qué decir tiene que la parte de “juego, improvisación, y lúdica” en el agua corresponde a los padres hacerla poco a poco con los niños en el campo familiar. Si el niño llora, que llore conmigo, pero no con sus padres…..así complementamos las dos realidades que el niño va a percibir.
El famoso reflejo de glotis, con el que definimos el cerramiento de glotis que hacen los bebés durante más de medio año automáticamente cuando se sumergen, evitando la entrada de agua en los pulmones, da paso con este método al reflejo voluntario de apnea que realizamos todos los adultos en la inmersión para defender correctamente los bronquios y la vida. (Véase “reflejo de inspiración o de Hering-Breuer” en los neonatos)
RELACIÓN DE LA MADRE O EL PADRE CON SU HIJO
Una de las valoraciones que muchos padres me comentan, y que merece este pequeño capítulo aparte, se basa en el cambio de relación madre-hijo o padre-hijo a una posición más equilibrada, menos “pasadora de pena”, como se dice en mallorquín. Debido tal vez a nuestra falta de autoconfianza creada por la inexperiencia de la sociedad moderna en la crianza de niños, muchos padres viven con verdadera angustia el primer año de la vida de su hijo, estableciéndose entre ellos y su bebé una relación viciada basada en el miedo y la preocupación, que conlleva a la exagerada sobreprotección que sufren muchos de los bebés-niños hoy día, y que todos sabemos que conduce al pequeño a cierto estado de debilidad o labilidad posterior.
En este caso, a través de varios meses de sesiones semanales, la relación evoluciona poco a poco hacia un estado más natural o normalizado. ¿Por qué? Es sencillo, el adulto comprueba las capacidades y el grado de autonomía del pequeño por la respuesta al estímulo y por la evolución de su aprendizaje en el agua, dándose cuenta que, si bien cualquier niño necesita protección, el exceso de la misma no le permite evolucionar de manera sana.
A lo largo de más de diez años de trabajo con bebés en el agua, aproximadamente mil quinientos niños han realizado aprendizajes con este método, y la inmensa mayoría de progenitores constatan lo positivo del mismo hacia la autonomía y equilibrio del niño.
Saber aceptar el “enfado” del bebé y el “lloro” como expresión del mismo forma parte de cualquier aprendizaje como padres.


NORMAS , CONSEJOS Y ANOTACIONES
Pueden comenzar los bebés a partir de 4 kilos de peso o un mes de vida. El trabajo se adaptará a cada uno de ellos en función de su evolución psicomotora.
El momento de abandonar los cursos lo deciden los padres, aunque el límite natural sería el momento que el niño ya nada y se defiende sin ayuda. Aunque solo sean tres meses de trabajo siempre serán provechosos.
Los niños con patología son bienvenidos siempre que hablemos antes de la misma.
Hay padres y madres que piden más ejercicios para que el niño se canse más…..Nunca debemos llegar a límites peligrosos. Los minutos que dura cada sesión son intensos para el niño. No es bueno exigirle más. Tened paciencia.
Existen niños más llorones y menos llorones, con más carácter o con menos genio…….cada niño es un mundo…..Ningún padre o madre se debe sentir peor por que su hijo llore más o menos que el otro, es su personalidad.
Los pasos entre las diferentes fases de la evolución del bebé en el agua (Fase Pez, Fase Reptil/ Anfibio, Fase Mamífero, Fase Humano con Técnica aprendida, dependen de muchos factores personales, genéticos y ancestrales, y en cada niño son diferentes. No es bueno venir con una mentalidad competitiva…..Permitid que vuestro hijo desarrolle su inteligencia corporal y primaria a su ritmo.
Existen unos pañales de agua que se venden en casi todos los grandes supermercados. A pesar de que son desechables, también son lavables, y aguantan varias sesiones (es más ecológico no tirarlos tras la primera sesión)